DOS SONETOS PARA RAÚL CÁCERES CARENZO,
INSTRUCTOR DE LUMBRES*
JOSÉ DÍAZ CERVERA
I
Como si fueran pájaros de bruma
doblando la memoria de las rosas,
bajan todos los nombres a las cosas
mientras sube el relámpago a la espuma.
Todo silencio es la humedad de un puma
que ama con dentelladas ardorosas
las desérticas lluvias venenosas
que hacen de nuestra sombra nuestra pluma.
El mundo está volcado hacia la nada
y en cada nombre hay un dolor dispuesto
como un silencio para la gangrena.
Ruiseñor de la sangre, camarada:
apenas vamos de la fiebre al gesto
donde se purifica nuestra pena.
II
Acechando a las cosas y a los peces,
viene la luz comiendo una granada;
carmesí de los besos en cascada,
sangre de los minutos y los meses.
Como si fuera un manantial de nueces,
gotas de luz lloviznan en mi almohada.
Es un brocal de luz la madrugada,
es un ángel a veces, sólo a veces.
¿Quién nos redimirá de la blancura
cuando las cosas vuelvan a los ojos
y emigren de la voz a las cigarras?
Cada palabra tiene su estatura:
todo lo azul está lleno de rojos;
la luz es un asombro de guitarras.
(16 de Noviembre de 2011)
*Texto leído por su autor en la presentación del libro “Los sonetos y los días”, de Raúl Cáceres Carenzo, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán.
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