martes, 30 de abril de 2013

JURO, Nadia Tuéni (Líbano)



MIÉRCOLES, 1 DE MAYO DE 2013

JURO



JURO


Juro
Haber recibido en pleno rostro la bendición del sol
Cuando desde lo alto los árboles son graves
Y el color neófito
Cuando el mundo da sus primeros pasos
Tras la noche
El aire comparte un mismo amor
La tierra que late en mi pecho tiene forma de desierto
Hay agua fuera de los muros
Que constata la soledad en el preciso momento del retorno
Juro por el viento denso de almizcle
Por la arena que se levanta en armas
Por el beso de un cielo abierto
Por la tradición que me anula
Juro
Haber querido este tiempo que recuerdo



Nadia Tuéni- Líbano


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Nadia Tuéni (1935-1983) es una poetisa libanesa de expresión francesa. Hija de padre libanés, el diplomático y escritor druso Muhammad Alí Hamade, y de madre francesa, de su poesía se ha dicho que posee los ritmos, las visiones y la suntuosidad del verso árabe clásico. A pesar de que la poesía fue su principal forma de expresión literaria, Tuéni colaboró en periódicos y otras publicaciones tanto árabes como francesas, al tiempo que impartió numerosas conferencias y animó diversos encuentros literarios de escritores árabes, tanto en su Líbano natal como en el extranjero. Toda su obra, y especialmente la poesía, está marcada por una intensa y radical búsqueda interior que la condujo a ponerlo todo en cuestión. Compartió los viajes y peripecias personales y profesionales de su marido, el periodista y político Ghassan Tuéni, editor del diario An-Nahar, decano de la prensa libanesa, desde Beirut a París y, después, Washington y Nueva York, donde aquél fue embajador y representante del Líbano ante la ONU. En 1973, Tuéni recibió el Premio de la Academia Francesa.

RINCÓN DE OBSIDIANA, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón


RINCÓN DE OBSIDIANA

Estoy en el rincón de mi memoria,
escarbo con cuidado y nada encuentro;
quiero tener aquí las sensaciones
de cuándo te encontré y pude amarte;
pero no puedo, algo me lo impide,
una obsesión por brillar mi pensamiento,
una ansia por pelear contra el olvido.
Un deseo de vivir, así sea de recuerdos,
dulces momentos, sensaciones efímeras
pero duraderas que, no obstante,
se esconden como ratas en la cueva del olvido
como queriendo recrear otros momentos…
los de hoy, los de mañana, los de hace un rato:
para que parezca un gato boca arriba,
jugueteando con prisa contra el olvido.

domingo, 28 de abril de 2013

ENSÉÑAME, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón


Enséñame a abrir las brazos anchos y
alerta el corazón para el mundo
para que pueda abarcarlos a todos,
y todas las criaturas del mundo;
enséñame a motivar a otros
por el dolor ajeno; y a ayudar
a quien más lo necesita. Enséñame
pues no he logrado aprehender,
ni aprender, a tomar, la voz del 
otro para hablar con la voz del mudo
y mirar el mundo con los ojos del
ciego; ens´´eñame, por Dios,
te lo suplico porque esta vida es corta
y el compromido largo, muy largo,
y muy truncado; enséñame a tener
el tacto para el oprimido y a dar
esperanza al que sufre de hambre,
de falta de amor y de frío, por falta
de techo, de abrigo y de esperanza.

Enséñame una vez, dos veces, 
muchas veces, porque el amor
se olvida y el delirio se apodera
de nuestro corazones sobrecogidos
por la falta de entrega y de amor
al projimo sufrido, al desventajado...

Enséñame pues el egoismo es grande.
más grande que este mundo, vacío
de amor y pleno de desvarío...

lunes, 15 de abril de 2013

SEÑORA ENLUNADA, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón



En puertas canceladas
que conducen
a terrenos de luz
algodones de sombras

En ventanas abiertas
poseídas
por el don finito
terciopelos de nada

Por paredes y techos
escurriendo
más lenta que la fiebre
la señora de las lunas
apareceres de ausencia
dando tumbos
trastabilleo y malabar
inscribe señales
y cae al piso

Se arrastra por momentos
grita sospechas de presente
y descarga serpientes de pasado
para anunciar atardeceres

¿Se arrastra la dueña de la noche
o nosotros volcamos
nuestro vaso de ausencia
a tanto inventarnos eternos?

El augur se hace dueño
y posterga
puertas ventanas techos y paredes
para darnos
el suelo
e inscribir en las frentes
nuestro sino

Generaciones
se reúnen en asamblea de sangre

Se mezclan quienes fueron
con los que son
y escuchan a los negados
que no han podido estar
ni ser
a golpe de imposibles

El corazón se agota
y sueña que es palabra
su onirismo se inventa
en papel para cartas

La señora se enluna
cohabita
con paisajes y espejos
tejidos en hilo
de soñar
y convierte
allá
en sus terrenos
a la asamblea
en cosecha
y a las cartas
en epitafios mudos

Todos
solos
a fuerza
de estar juntos
crecemos
a la muerte

Salta el sapo cantor
y dicta:
No se puede creer
la muerte de los que
aman
tampoco es verdadera
la vida
de los que
no lo hacen

La cúpula del mundo
se vuelca
y grita oscuros
se renace instrumento musical
se entrega al gran sapo

La señora se oculta
lanza una gran sonrisa
que vuelve
montañas y horizonte

Todos
asamblea de nómadas
bebemos
y amamos

Para ir a la montaña
que se vuelve sonrisa
enlunación señora
huella en la sangre
marca del sueño
cosmos en otro cosmos
y gotas de mirada sin párpado

domingo, 14 de abril de 2013

SILENCIO, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón


SILENCIO, Benjamín A. Araujo Mondragón



Cuánto tiempo había tardado para poder acallar aquél ruido que taladraba su cerebro. Era imposible precisarlo. Los parámetros con los cuales nos hemos acostumbrado a medir todo se pierden en situaciones irregulares. Y aquella lo era, sin duda alguna.

Por eso cuando regresó a aquél agujero de donde nunca debió haber salido, pudo tomar algunas notas, garrapatear ciertos detalles, pero omitió, porque no había de otra, toda referencia a tiempo, clima y ciertas dimensiones espaciales.

Pocos podían haber sobrevivido a aquella experiencia. Era como haber sido enterrado en vida. Como quedar confinado en un apando existencial que no parecía tener el menor futuro; pero además, por el ruido infernal que parecía desplazar cualquier idea del cerebro, tampoco hubo, durante ese indefinido pero extenso lapso, posibilidad de acuñar algunos pensamientos, ciertas reflexiones; de aquella experiencia sólo quedaban sensaciones, profundos recuerdos de angustia y de dolor. Casi ninguna otra idea.

De aquellas notas habría de surgir todo un cuadernillo de deshilvanadas reproducciones de aquel tiempo. Cuando recogieron su cadáver, algún rescatista se echó en el bolsillo trasero del pantalón el cuadernillo. Nadie más reparó en él. En los diarios se habló, durante tres o cuatro días, de lo que mencionaba la policía: pudieron haber sido ocho meses o un año, acaso más, lo que duró aquella situación para el hombre desconocido que resultó víctima de no sabía quienes, ni por qué.

Si se les hubiera ocurrido preguntar a los rescatistas hubieran localizado al hombre que se llevó la libreta, y en ella hubieran encontrado, sin duda, la clave del misterio. Pero no lo hicieron. Ni el hombre que se hizo del manuscrito tuvo la sensibilidad para desentrañar aquellos mensajes. No le interesaron. No le importó que el autor de esos trazos pretendía comunicarse desde aquél más allá con el resto del mundo; ni mucho menos que algunas de las informaciones tuvieran como referente a familiares, amigos o vecinos. Si eso no les interesó, ya ni qué decir de los momentos, así fueran breves, en que desde aquél agujero pretendió tocar la inmortalidad con dos o tres frases bien pulidas.

El rescatista, luego de hojear la libretitita y desprender de ella un bostezo, se encaminó al calentador de leña y la arrojó al fuego. Mientras desaparecían aquellos indicios, se tumbó en la hamaca a leer su diario deportivo.

Casi al mismo tiempo, las autoridades correspondientes llevaban al cabo el depósito del cuerpo, en la fosa común, de quien no pudo ser identificado.

viernes, 5 de abril de 2013

OTOÑO, Raquel Rueda Bohórquez (Colombia)


OTOÑO/ A mi compadre Benjamin Araujo


Compadre, robé un árbol para dejar donde te posas...
Suaves, con el compás de la brisa, bajan de nuevo mis ocres hojas, 
como la vida misma.

¿Este otoño nos encontrará despiertos?
Pero ahí van... silenciosas doradas y tiernas
Todo el oro se desperdició en otros brazos
Todos los besos, se quedaron en otros labios;
Toda mi vida naufragó viendo el ocaso.

Y aquí estoy de nuevo... un acolchado piso
Con mis ramas secas, muertas sus hojas, otros pisotean...
Con mis perlas riego mi falda vieja
Y suspiro de amor como siempre.

Espero ese brillante tiempo,
Los gorriones anidando dentro de mi traje nuevo
En otro invierno... en otra primavera...
Donde los brotes me encuentren desnuda
Viendo un roble de anchos brazos
Y elegante figura.

Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, abril 5/13

jueves, 4 de abril de 2013

MIRADA, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón


Una mirada es una flecha que,
certera, dá en el blano;
una mirada es una provocación
que incita al erotismo...o a la guerra;
una mirada es diferente si viene de alguien
que conocemos, y que amamos;
pero una mirada, siempre, siempre,
¡siempre: es una mirada...!