Camino, muy lentamente, pero avanzo;
son muchas las dificultades que enfrentó
pero mi fe me salva: adelante, me digo,
no debo desmayar, sacar fuerzas de flaqueza
y no caer en la desesperación...
No soy un discapacitado. Todos lo somos:
¿acaso mis desgracias son mayores?
Pero las venzo con enjundia y fuerza espiritual;
la fuerza no se encuentra en esas secas ramas
que son mis piernas y mis brazos;
mi fuerza está aquí, en el corazón,
y acá, en el cerebro; sin dejar de lado,
desde luego, al espíritu que está
localizado en todas partes y ninguna...
Soy fuerza y habré de demostrarlo
con hechos, no con palabras;
con acciones, no con promesas,
dejemos las promesas para los políticos...
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