Jamás la mano enemiga ha de sufrir venganza,
nunca hemos de emigrar a territorios vacíos,
no comulgo yo contigo pero te tiendo la mano
y logro darte paz y dicha con una franca sonrisa.
Hermanos del dolor, hermanados por la dicha;
no temblemos al pensar que vendrán huracanados
los tiempos de la desdicha y del malestar conjunto
hagamos preces de acción con nuestra labor.
1 comentario:
El poema me resulta estupendo, amigo.
Abrazos
Publicar un comentario