lunes, 12 de mayo de 2014

HERMANDAD, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

Jamás la mano enemiga ha de sufrir venganza,
nunca hemos de emigrar a territorios vacíos,
no comulgo yo contigo pero te tiendo la mano
y logro darte paz y dicha con una franca sonrisa.
Hermanos del dolor, hermanados por la dicha;
no temblemos al pensar que vendrán huracanados
los tiempos de la desdicha y del malestar conjunto
hagamos preces de acción con nuestra labor.

1 comentario:

José Valle Valdés dijo...

El poema me resulta estupendo, amigo.

Abrazos